Rafael Sanz Armada acaba de “regresar” a casa, a su Córdoba natal, y que mejor momento para rescatar un pedacito de sus vivencias con el Club Baloncesto Montilla, y además, conocer un poco mejor su historia para que aquellos que no la conozcan y refrescársela a los que sí. Un apasionado de su trabajo, en el que sabe y es consciente que el talento sin un toque de disciplina es pan para hoy y hambre para mañana. Enamorado de su tierra, pues a su mente lo primero que llega cuando le preguntas sobre su canción predilecta es un pasodoble de Juan Carlos Aragón, “Esta la canto en gaditano”. Aunque lo dejaría todo en un momento determinado por dar un paseo con su esposa y tomar algo, por ejemplo, ¿una paella de marisco?
Su nombre quedó grabado en el recuerdo de muchas personas cercanas al baloncesto montillano tras sus 2 temporadas dirigiendo al equipo senior. Un primer desafío que le sirvió como epígrafe de la tabula rasa (de rasa ya queda poco) que era por aquel entonces su carrera profesional en los banquillos. Hoy pretendemos rememorar aquellos días, así como conocer la vida actual de un hombre que dio muchas alegrías al baloncesto de nuestra localidad. Un trabajador incansable, con carácter dentro de la pista, pero siempre sin perder la sonrisa. Una frase -de una película que él mismo nos recomienda- me viene a la mente (‘El pianista’ de Roman Polanski). “Siempre digo: ve el lado bueno de las cosas”. Disfruten.
Pregunta: La primera es obligada. Regresa a Córdoba, su ciudad, 14 años después y con el recuerdo aún de haber sido el último entrenador de baloncesto que más ilusionó a esta ciudad, ¿qué retos se plantea a corto y medio plazo?
Respuesta: Hay dos retos fundamentales y compatibles: formar jugadores y salvar la categoría. Lo uno nos llevará a lo otro. El Club viene de un curso brillantísimo en lo deportivo, pero de muchas tensiones económicas. Inasumibles. En este contexto, tras la marcha del anterior técnico, me llaman a mí. Y “casa” con mi idea de hacer un proyecto mayoritariamente provincial y joven. No me planteo nada más allá del próximo entrenamiento, vivo el día a día. Creo que si me planteo algo más me desilusionaría, no hay que pensar en mañana. Hoy.
P: Hace más de una década dejó un equipo en un gran momento anímico y deportivo, una masa social que llenaba ‘Vista Alegre’ cada semana. Todo lo contrario a lo que ocurre hoy en día, que hay cordobeses que ni siquiera saben que existe un equipo de baloncesto en la ciudad, ¿por qué cree que se ha llegado a esta situación?
R: No hay una causa única, son varias. De todas formas han prescrito la mayoría. Así que: “agua pasada no mueve molino”. Debemos pensar en qué hacer para volver, más que en los motivos por los que nos alejamos de ese lugar. Eso sí, no quiero vender humo: volver al basket profesional ahora mismo en Córdoba es una quimera.
P: ¿Vuelve con la sensación de que le quedó algo por hacer?
R: Seguro que me quedaron muchas cosas, pero no es ése motivo para la vuelta. Hay una necesidad mental de entrenar, no hay más. Ocupar mi mente en algo que he hecho desde hace 25 años ininterrumpidamente. Me mantiene vivo. Las condiciones, la categoría, lo que rodea, no es lo que uno sueña o a lo que aspira, ni de dónde viene. Pero es válido para mí. Me siento identificado con la idea, y quiero que lo hagamos bien y con dignidad.
P: Usted recoge el testigo de Manuel Jiménez ‘Junior’, que en la pasada temporada dejó un buen sabor de boca luchando hasta el último momento por el ‘playoff’ de ascenso a LEB Plata. Eso sí, se ha hecho una remodelación apostando aún más por la cantera, ¿qué objetivos tiene esta plantilla?
R: El curso pasado fue extraordinario. Y Manolo Jiménez en concreto hizo una labor excelente. Aplicó mucho pegamento al equipo. No podemos mirarnos ahí. El objetivo de resultados: salvarnos. Pero hay otros: mejorar los jugadores, conectar el junior con el senior, acercarnos a otros clubes que tienen producto de calidad en sus bases, y demostrar que desde el trabajo serio se pueden conseguir resultados. Aunque sea con pocos medios, se puede.
P: Hablando un poco del deporte cordobés, el equipo de fútbol logró el año pasado el sueño de la 1ª división, el equipo femenino de balonmano (Adesal) estuvo hasta la pasada temporada en la División de Honor, e incluso el conjunto de fútbol Sala (Itea Automatismos CD) vuelve a codearse con parte de la élite en la categoría de bronce (2ªB) a nivel nacional, ¿por qué no llega a triunfar la sección de baloncesto?
R: Te olvidas del balonmano, de la gimnasia rítmica, hay varios ejemplos de hacer las cosas bien. Nos faltan muchas cosas que otros tienen porque las han ido adquiriendo, y no es solo dinero. “Tiesos” andamos todos. Hablo de cultura deportiva, de altura de miras, de mejora individualizada de los jugadores, de respeto a la figura del técnico, a la Preparación Física, a la Psicología Deportiva, a la Medicina del Deporte, etc. Hemos retrocedido al neolítico en aspectos fundamentales. Hay que cambiar.
P: Comenzó su andadura como entrenador a los 14 años. Sin embargo, su llegada -con 19 años- al CB Montilla fue su primer gran reto profesional en los banquillos. Y además, podría decirse que aquello le sirvió como trampolín para el resto de su carrera. ¿Qué recuerdos tiene de aquellas dos temporadas (97/98 y 98/99)? ¿Guarda alguna anécdota que se pueda contar de aquellos años?
R: Buenísimos recuerdos y sensaciones. Añoro muchas veces ese ambiente, esa camaradería respetuosa, nada de compadreos baratos. Era una cooperativa baloncestística, todos a una. Fueron dos años maravillosos. Mucha pureza, mucho buen corazón en la pista, en los despachos, en la grada. ¿Anécdotas? Muchas, una fue que nuestro delegado-presidente no se fiaba del agua potable de Melilla y quiso transportar en garrafas de 5 litros agua montillana en una bolsa de deporte. Se ve que tampoco quería comprarla embotellada en Melilla. Eso sí, el pobre hombre no podía tirar de aquella maleta, y claro al ver los demás lo que transportaba le convencimos para que la dejara. Era un tipo noble y de corazón enorme. Manuel Jiménez.
P: Hace apenas una semana volvió a Montilla para disputar un amistoso, el cual acabó con victoria visitante por 61-67. ¿Qué sintió al regresar a lugar que un día fue su casa?
R: Mientras Quique ande por allí, Paco Vílchez (persona clave en mi llegada al Club en el 97), Antonio Delgado, José Madrid, la familia Lara (cuento a Rosa y Marisol por Laras aunque les pese), Manolo Salido, Agustín, y varios más permanezcan en Montilla, yo sentiré Montilla como mi casa. Me sentí muy cómodo, como siempre. Son gente de bien.
P: ¿Cómo ve al equipo montillano en la actualidad?
R: Me gustó el pivot joven con el nº16 (Hurtado), tiene habilidad en ataque. Ojalá progrese. También había varios chicos con descaro en el exterior. Creo que irán a más. Deben tener paciencia. Ojalá perdure mucho tiempo el basket en Montilla, es una plaza histórica. No podemos perder más referentes en la provincia.
P: Centrándonos ahora un poco más en el baloncesto nacional, usted se ha caracterizado siempre por su ambición en los banquillos, y según tengo entendido, siempre ha estado muy en su mente el deseo de un ascenso a la ACB, lo cual no se ha podido materializar nunca a pesar de varios intentos (5 en concreto). ¿Guarda aún esa espinita?
R: Bueno vamos a ver. Debe ser que ahora estoy muy lejos de eso, que lo veo como algo positivo. El recorrido que tuvimos que hacer para jugar esas eliminatorias fue muy enriquecedor. A veces ser el mejor depende de los demás, y habría otros mejores. Ahora, en una categoría de formación como la que estoy, mis pensamientos están muy centrados en el proceso más que en el resultado final.
P: Siguiendo con el mismo tema, y coincidiendo que usted ha entrenado al CB Ourense (2010/2013). ¿Qué opinión tiene sobre la situación actual de la Liga Endesa? ¿Y sobre el tema ocurrido con los ascensos y descensos, en concreto con el equipo gallego?
R: Tienen la plaza para el año próximo. Es algo merecido y además les permite planificar con tiempo. Creo que es bueno para ellos. Es complicado opinar de las cosas desde fuera. Pero yo creo que deben existir unos mecanismos de control financiero para ingresar en la liga. Y otros para los que ya están en ella, que en algún caso están en situación precaria desde hace una década. Pero no podemos pretender subir de categoría de cualquier forma. Luego llegan impagos, y los perjudicados son los trabajadores. Es fácil hacer demagogia con estos temas. Pero el control económico debe existir. Y si no se cumple no se puede estar. Sea la liga que sea. Hay que acabar con los abusos a los trabajadores a costa del protagonismo de cuatro listillos.
Muchas gracias por todo.
A vosotros por acordarse de mí, el valor ético de mis dos años en Montilla es imborrable.
Cristian López
Su nombre quedó grabado en el recuerdo de muchas personas cercanas al baloncesto montillano tras sus 2 temporadas dirigiendo al equipo senior. Un primer desafío que le sirvió como epígrafe de la tabula rasa (de rasa ya queda poco) que era por aquel entonces su carrera profesional en los banquillos. Hoy pretendemos rememorar aquellos días, así como conocer la vida actual de un hombre que dio muchas alegrías al baloncesto de nuestra localidad. Un trabajador incansable, con carácter dentro de la pista, pero siempre sin perder la sonrisa. Una frase -de una película que él mismo nos recomienda- me viene a la mente (‘El pianista’ de Roman Polanski). “Siempre digo: ve el lado bueno de las cosas”. Disfruten.
Pregunta: La primera es obligada. Regresa a Córdoba, su ciudad, 14 años después y con el recuerdo aún de haber sido el último entrenador de baloncesto que más ilusionó a esta ciudad, ¿qué retos se plantea a corto y medio plazo?
Respuesta: Hay dos retos fundamentales y compatibles: formar jugadores y salvar la categoría. Lo uno nos llevará a lo otro. El Club viene de un curso brillantísimo en lo deportivo, pero de muchas tensiones económicas. Inasumibles. En este contexto, tras la marcha del anterior técnico, me llaman a mí. Y “casa” con mi idea de hacer un proyecto mayoritariamente provincial y joven. No me planteo nada más allá del próximo entrenamiento, vivo el día a día. Creo que si me planteo algo más me desilusionaría, no hay que pensar en mañana. Hoy.
P: Hace más de una década dejó un equipo en un gran momento anímico y deportivo, una masa social que llenaba ‘Vista Alegre’ cada semana. Todo lo contrario a lo que ocurre hoy en día, que hay cordobeses que ni siquiera saben que existe un equipo de baloncesto en la ciudad, ¿por qué cree que se ha llegado a esta situación?
R: No hay una causa única, son varias. De todas formas han prescrito la mayoría. Así que: “agua pasada no mueve molino”. Debemos pensar en qué hacer para volver, más que en los motivos por los que nos alejamos de ese lugar. Eso sí, no quiero vender humo: volver al basket profesional ahora mismo en Córdoba es una quimera.
P: ¿Vuelve con la sensación de que le quedó algo por hacer?
R: Seguro que me quedaron muchas cosas, pero no es ése motivo para la vuelta. Hay una necesidad mental de entrenar, no hay más. Ocupar mi mente en algo que he hecho desde hace 25 años ininterrumpidamente. Me mantiene vivo. Las condiciones, la categoría, lo que rodea, no es lo que uno sueña o a lo que aspira, ni de dónde viene. Pero es válido para mí. Me siento identificado con la idea, y quiero que lo hagamos bien y con dignidad.
P: Usted recoge el testigo de Manuel Jiménez ‘Junior’, que en la pasada temporada dejó un buen sabor de boca luchando hasta el último momento por el ‘playoff’ de ascenso a LEB Plata. Eso sí, se ha hecho una remodelación apostando aún más por la cantera, ¿qué objetivos tiene esta plantilla?
R: El curso pasado fue extraordinario. Y Manolo Jiménez en concreto hizo una labor excelente. Aplicó mucho pegamento al equipo. No podemos mirarnos ahí. El objetivo de resultados: salvarnos. Pero hay otros: mejorar los jugadores, conectar el junior con el senior, acercarnos a otros clubes que tienen producto de calidad en sus bases, y demostrar que desde el trabajo serio se pueden conseguir resultados. Aunque sea con pocos medios, se puede.
P: Hablando un poco del deporte cordobés, el equipo de fútbol logró el año pasado el sueño de la 1ª división, el equipo femenino de balonmano (Adesal) estuvo hasta la pasada temporada en la División de Honor, e incluso el conjunto de fútbol Sala (Itea Automatismos CD) vuelve a codearse con parte de la élite en la categoría de bronce (2ªB) a nivel nacional, ¿por qué no llega a triunfar la sección de baloncesto?
R: Te olvidas del balonmano, de la gimnasia rítmica, hay varios ejemplos de hacer las cosas bien. Nos faltan muchas cosas que otros tienen porque las han ido adquiriendo, y no es solo dinero. “Tiesos” andamos todos. Hablo de cultura deportiva, de altura de miras, de mejora individualizada de los jugadores, de respeto a la figura del técnico, a la Preparación Física, a la Psicología Deportiva, a la Medicina del Deporte, etc. Hemos retrocedido al neolítico en aspectos fundamentales. Hay que cambiar.
P: Comenzó su andadura como entrenador a los 14 años. Sin embargo, su llegada -con 19 años- al CB Montilla fue su primer gran reto profesional en los banquillos. Y además, podría decirse que aquello le sirvió como trampolín para el resto de su carrera. ¿Qué recuerdos tiene de aquellas dos temporadas (97/98 y 98/99)? ¿Guarda alguna anécdota que se pueda contar de aquellos años?
R: Buenísimos recuerdos y sensaciones. Añoro muchas veces ese ambiente, esa camaradería respetuosa, nada de compadreos baratos. Era una cooperativa baloncestística, todos a una. Fueron dos años maravillosos. Mucha pureza, mucho buen corazón en la pista, en los despachos, en la grada. ¿Anécdotas? Muchas, una fue que nuestro delegado-presidente no se fiaba del agua potable de Melilla y quiso transportar en garrafas de 5 litros agua montillana en una bolsa de deporte. Se ve que tampoco quería comprarla embotellada en Melilla. Eso sí, el pobre hombre no podía tirar de aquella maleta, y claro al ver los demás lo que transportaba le convencimos para que la dejara. Era un tipo noble y de corazón enorme. Manuel Jiménez.
P: Hace apenas una semana volvió a Montilla para disputar un amistoso, el cual acabó con victoria visitante por 61-67. ¿Qué sintió al regresar a lugar que un día fue su casa?
R: Mientras Quique ande por allí, Paco Vílchez (persona clave en mi llegada al Club en el 97), Antonio Delgado, José Madrid, la familia Lara (cuento a Rosa y Marisol por Laras aunque les pese), Manolo Salido, Agustín, y varios más permanezcan en Montilla, yo sentiré Montilla como mi casa. Me sentí muy cómodo, como siempre. Son gente de bien.
P: ¿Cómo ve al equipo montillano en la actualidad?
R: Me gustó el pivot joven con el nº16 (Hurtado), tiene habilidad en ataque. Ojalá progrese. También había varios chicos con descaro en el exterior. Creo que irán a más. Deben tener paciencia. Ojalá perdure mucho tiempo el basket en Montilla, es una plaza histórica. No podemos perder más referentes en la provincia.
P: Centrándonos ahora un poco más en el baloncesto nacional, usted se ha caracterizado siempre por su ambición en los banquillos, y según tengo entendido, siempre ha estado muy en su mente el deseo de un ascenso a la ACB, lo cual no se ha podido materializar nunca a pesar de varios intentos (5 en concreto). ¿Guarda aún esa espinita?
R: Bueno vamos a ver. Debe ser que ahora estoy muy lejos de eso, que lo veo como algo positivo. El recorrido que tuvimos que hacer para jugar esas eliminatorias fue muy enriquecedor. A veces ser el mejor depende de los demás, y habría otros mejores. Ahora, en una categoría de formación como la que estoy, mis pensamientos están muy centrados en el proceso más que en el resultado final.
P: Siguiendo con el mismo tema, y coincidiendo que usted ha entrenado al CB Ourense (2010/2013). ¿Qué opinión tiene sobre la situación actual de la Liga Endesa? ¿Y sobre el tema ocurrido con los ascensos y descensos, en concreto con el equipo gallego?
R: Tienen la plaza para el año próximo. Es algo merecido y además les permite planificar con tiempo. Creo que es bueno para ellos. Es complicado opinar de las cosas desde fuera. Pero yo creo que deben existir unos mecanismos de control financiero para ingresar en la liga. Y otros para los que ya están en ella, que en algún caso están en situación precaria desde hace una década. Pero no podemos pretender subir de categoría de cualquier forma. Luego llegan impagos, y los perjudicados son los trabajadores. Es fácil hacer demagogia con estos temas. Pero el control económico debe existir. Y si no se cumple no se puede estar. Sea la liga que sea. Hay que acabar con los abusos a los trabajadores a costa del protagonismo de cuatro listillos.
Muchas gracias por todo.
A vosotros por acordarse de mí, el valor ético de mis dos años en Montilla es imborrable.
Cristian López
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